Desde este bloc nos unimos a la felicitación y reflexión que los franciscanos han hacho al mundo musulmán con motivo del Ramadán. Creemos importante establecer todo tipo de diálogo que genere equilibrio y paz para el mundo.
A nuestros hermanos y hermanas musulmanes en todo el mundo:
As-salaamu ‘alaykum! ¡Paz a todos!
En nombre de la Comisión Especial de la Orden de los
Hermanos Menores, para el Diálogo con el Islam, nos complace expresarles
nuestro saludo al comienzo de la celebración del Ramadán, un mes dedicado al
ayuno, la oración y la limosna, honrando a Dios
(swt) y a la revelación del Glorioso Corán.
Los frailes franciscanos y las personas Musulmanas tenemos
una historia en común que se remonta a casi ochocientos años, empezando por
nuestro fundador San Francisco de Asís. Los hermanos seguimos inspirándonos en
el encuentro de san Francisco y el sultán al-Malik al-Kamil en 1219, un
encuentro basado en la Paz, la admiración mutua y el respeto. Con éste espíritu
los saludamos.
Durante este mes sagrado del Ramadán, los animamos y los
apoyamos en su rigoroso ayuno. El ayuno es una práctica prescrita a todos los
hijos de Abraham (¡sobre El sea la Paz!) en nuestros respectivos libros
sagrados. Como religiosos en la Iglesia Católica, los frailes practicamos el
ayuno durante la temporada de la Cuaresma, que antecede a nuestra celebración
de la Pascua, siguiendo el ejemplo de Jesús (¡sobre Él sea la paz!) quien ayunó
durante cuarenta días (Lc 4,2).
El ayuno que ustedes emprenden ahora es un poderoso signo de
su compromiso con la fe y de su obediencia a Dios (swt) así como está escrito
en el Glorioso Corán (al-Baqara 183): “llegarás a ser más justo”, y podrás
glorificar a Dios y ser agradecido (al-Baqara 185). Su ayuno expresa nuestra hambre
y sed comunes por una relación más íntima con Dios (swt), para la fe, el
perdón, la justicia y la Paz.
El papa Francisco ha hablado a menudo de la unión entre el
ayuno, la oración y la Paz. En el primer año de su pontificado, el 7 de
septiembre de 2013, llamó a todos los creyentes del mundo a ayunar y a orar por
la Paz en Siria, en Oriente Medio y en todo el orbe terrestre. Este día fue
elegido para que coincidiera con la celebración del nacimiento de María, a la
que tanto los cristianos como los musulmanes honran como la madre de Jesús. Los
Cristianos Católicos la llamamos “Reina de la Paz”.
Hoy en día, los musulmanes y los cristianos de todo el mundo
sufren discriminación, persecución, guerra y violencia. Como miembros de las
dos religiones mayores a nivel mundial, estamos llamados, como hermanos y
hermanas en Abraham (¡sobre él sea la paz!) a unir nuestras manos y corazones
para construir un mundo de Paz y justicia.
Al romper el ayuno al final de cada día del Ramadán,
expresan ustedes su valor de comunidad compartida, de reunirse alrededor de la
comida. Alimento que se comparte con todos para que cada uno puedan
beneficiarse de la bondad generosa de la creación de Dios ‘Iftar, compartida
con todos. Esto demuestra vívidamente lo que el Papa Francisco escribió en su
encíclica sobre la Creación: “Necesitamos fortalecer la conciencia de que somos una sola
familia humana. No hay fronteras ni barreras políticas o sociales que nos
permitan aislarnos, y por eso mismo tampoco hay espacio para la globalización
de la indiferencia” (Laudato si’ 52).
Durante este mes, además del ayuno, muchos de ustedes
también practicarán el deber religioso de zakah, la caridad o limosna que se da
para el cuidado de los necesitados. Al igual que con el ayuno, el cuidado de los
pobres confiado sobre todos los hijos de Abraham es una preocupación constante
de todos los profetas de Dios (¡sobre ellos sea la Paz!). En los Salmos de
David (¡Sobre él sea la Paz!), allí leemos:
“Defiendan al débil y al huérfano, hagan justicia al humilde
y al necesitado” (Sal 82,3).
Jesús (¡Sobre Él sea la Paz!) dice en el Nuevo Testamento:
“Sin embargo, den limosna lo que pueden, y sin más todo será
limpio para ustedes” (Lc 11,41)
Hoy, más de 740 millones de personas en el mundo viven en
pobreza extrema. La mayoría de estas personas viven en África y Asia, en países
habitados por musulmanes y cristianos. La pobreza no es un problema sectario;
Es un problema humano en el que compartimos la responsabilidad por todos,
independientemente de su religión, raza, origen étnico y país de origen.
Ustedes se consagran, durante el periodo del Ramadán, a la
oración con especial atención y frecuencia, superando la práctica de las cinco
oraciones diarias. Los hermanos franciscanos, como hombres de oración diaria,
valorizamos mucho la gran devoción con que nuestros hermanos y hermanas
Musulmanes se acercan a la oración. El papa Francisco nos recordó
recientemente, al citar al gran teólogo cristiano san Agustín, que el ayuno y
la limosna son “las dos alas de la oración“, porque son signos de humildad y
caridad. (Homilía Miércoles de Ceniza, 2017)
Sobre todo, el mes de Ramadán es el tiempo en que ustedes
celebran la revelación del Corán. Como “Pueblo del Libro”, nosotros también
reconocemos que Dios (swt) se comunica con la humanidad en Su Palabra revelada
a los profetas (¡sobre ellos sea la Paz!). Durante más de mil cuatrocientos
años, el Glorioso Corán ha servido de fundamento a la vida Musulmana en muchas
culturas y países, y ha engendrado gran devoción, erudición y eminentes obras
de arte y arquitectura. ¡Que continúe inspirando grandes y santas acciones y
obras!
¡Todos los franciscanos del mundo les deseamos un muy
bendecido Ramadan Mubarak! Ramadan Kareem
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