jueves, 25 de enero de 2018

REVISTA ID 433

viernes, 5 de enero de 2018

UNA HOMILÍA PARA UNA SOLEMNIDAD MISIONERA


Lecturas: Is. 60,1-6 Sal. 71,1.7-8.10-13  Ef. 3,2-3.5-6  Mt. 2,1-12

Hoy es el día de Reyes, el día de los regalos para los niños. Recordamos a los magos que ofrecieron sus regalos a Jesús. Pero el gran regalo para el mundo es Jesús, el Dios con nosotros. 


Este día le llamamos también Epifanía; ¿qué significa esta palabra? Es la manifestación de Dios a todos los pueblos, simbolizado en los tres magos que vienen en su busca de diferentes lugares de la tierra.
La primera lectura de hoy nos dice “levántate que viene tu luz”; el profeta Isaías nos recuerda que viene una gran luz para iluminar la oscuridad de su pueblo. Es la estrella que orienta el camino de los magos y que orienta también nuestro camino. El ángel dice a los pastores que Jesús es una gran alegría para todo el pueblo.

Realmente en medio de nuestras tristezas Él es nuestra gran alegría, en el sufrimiento Él es nuestro consuelo, en nuestros miedos Él es nuestra defensa, en nuestra lucha por la justicia Él es nuestra fuerza; realmente Él viene para traer luz a nuestras relaciones en la familia, en el barrio, en el trabajo, en la sociedad. Su ternura y su paz nos acompañan. No cabe el desánimo, no cabe la tristeza, no cabe quedarse parado, no cabe acomodarse a la injustici
a, a la exclusión o al olvido de los pobres, no cabe instalarse en el rencor, la rabia, la envidia o el odio; tampoco quedarnos en la agresividad, en la división o dominados por el dinero….pues una gran luz, una esperanza, una fuente de vida ha llegado para nosotros.

Necesitamos ser misioneros todos de la luz, la alegría y la esperanza que ha venido. Comunicándola van surgiendo relaciones fraternas, relaciones de hermanos. Al comunicar la luz del niño de Belén, vamos formando, como los primeros cristianos, comunidades de vida y esperanza, comunidades de hermanos; el encuentro con Jesús cambia nuestras relaciones, nos transforma en verdaderamente hermanos.

Si queremos que nuestras comunidades y nuestras parroquias sean más vivas, tengan más esperanza, más alegría y más compromiso, tenemos que hacer que sean más misioneras, que salgan de la comodidad y del egoísmo, que salgan de las cuatro paredes de la iglesia para hacer presente el amor de Jesús de Belén que ha venido para que todos tengan vida y la tengan en abundancia, dice el evangelio de San Juan. Dice el Papa Francisco que nuestra iglesia debe ser una iglesia o parroquia en salida. La salida al encuentro de los hermanos irá construyendo verdaderas comunidades de hermanos.

Que la estrella de Belén nos guíe en nuestro camino y la luz de Jesús ilumine nuestra parroquia.