Anunciar el Evangelio en Asia es lo que pedía el Papa al
pueblo filipino en su visita del pasado enero. En la misa en el Rizal Park les
decía que tenían que ser "misioneros de Asia": "El Apóstol nos
dice que gracias a la elección de Dios hemos sido abundantemente bendecidos.
Dios «nos ha bendecido en Cristo con toda clase de bendiciones espirituales en
los cielos» (Ef 1, 3).
Estas palabras tienen una resonancia especial en
Filipinas, ya que es el principal país católico de Asia; esto ya es un don
especial de Dios, una especial bendición. Pero es también una vocación. Los
filipinos están llamados a ser grandes misioneros de la fe en Asia".
Y concluía: "Que conceda a todo el amado pueblo de este
país que trabaje unido, protegiéndose unos a otros, comenzando por vuestras
familias y comunidades, para construir un mundo de justicia, integridad y paz.
Que el Santo Niño siga bendiciendo a Filipinas y sostenga a los cristianos de
esta gran nación en su vocación a ser testigos y misioneros de la alegría del
Evangelio, en Asia y en el mundo entero".
OMPRESS-ROMA (1-10-15)
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