…..reza el lema del
Domund…y en misión nos encontramos con muchas situaciones para extender esta
misericordia…pero la vida personal del misionero necesita también
acompañamiento y cuidado, misericordia en los momentos personales de su vida
cuando por su compromiso con la misión no puede estar al lado de sus seres
queridos. Desde esta página de Blog mi homenaje a Joan Soler, mi cercanía a sus
sentimientos. Él expresaba unos pensamientos sencillos desde su “lejanía” en un
momento en que tendría que estar viviendo “la cercanía” con su familia. A Toda
la familia también nuestro recuerdo y oración. Traducimos del catalán los
sentimientos que le afloran a la muerte de su abuela Margarita en estos días,
que en paz descanse
En este momento, a las cuatro de la tarde, en la Iglesia parroquial de San Pedro Mártir
de Olot tiene lugar la celebración de las exequias de mi yaya, Margarita Solé
Bartrina, descanse en paz. Desde la lejanía quisiera unirme a toda la familia y
a toda la gente presente en la Iglesia esta tarde. Os mando este este carta que
he enviado a mi hermana y me he ido a orar delante del Santísimo con los chicos
y chicas que hay ahora en la parroquia. Mañana, domingo, celebraremos misa por
ella y os puedo asegurar que todos rezarán con fuerza por la yaya de su párroco
porque ella ya ya forma parte de su familia.
Es este un momento de alegría y de tristeza. Tristeza
porque ya no la podré saludar más, ya no me preguntará más ¿qué hago en África,
ya no la veré más sentada al costado del sofá con una revista en las manos para
ver “los santos”. Pero alegría también, porque después de esta larga enfermedad
de Alzeimer finalmente se podrá recostar al lado de aquellos que la han
querido y que la han precedido a la casa
del Padre. Descansa en paz, yaya.
Ha sido cuando me ha llamado mi hermana pequeña y su voz
algo quebrada, me decía, Juan, la yaya ha muerto y me ha advertido que no podría
estar en sus exequias. Por eso he querido hacerme presente ahí con cuatro renglones
para expresarle a la yaya que la recordaré y la recordaremos. Que no será la
yaya enferma, sino la yaya con la que veíamos los buenos y malos momentos de la
vida. ¿Qué recordaré de ella. Cuatro cosas nos ha dejado:
1. Era una cocinera buenísima. La mejor que habido cuando
preparaba los canalones, la sopa y carne a la olla y la ternera con setas.
Recuerdo cuando empezaba su enfermedad y era madre la que se hacía cargo de los
fogones, se nos pasaron unas cuantas semanas con el pan con tomate.
2. Su genio. Sí. La recuerdo siempre con la palmeta en la
mano persiguiéndonos alrededor del patio por alguna picia que habíamos hecho, y
sabed...no nos atrapaba nunca, y eso que nosotros no éramos demasiado rápidos y
no nos atrapaba porque nos quería como todos los abuelos quieren a sus nietos
con pasión y después de regañarme siempre, me daba pan con nocilla.
3. La yaya era mágica. Sí. Así es como la veía cuando era
pequeño. Mágica porque era ella, cuando llegaba Nochebuena, la que nos llevaba a
la cocina para rezar el padrenuestro después de haber golpeado al “Tió”. La
recuerdo que ¡se emocionaba tanto con nosotros!. Nos ponía de rodillas y
rezábamos tanto tiempo como hacía falta y cuando salíamos...el “Tió” estaba
envuelto en regalos. Sí la yaya con el “Tió” era mágica. Gracias yaya por
habernos enseñado a rezar.
4. El último gran regalo que nos ha dejado la yaya es mamá.
Sí una de muchas maneras de valorar a una persona es por el amor que le tienen
las persones que la rodean. Tú, yaya, tuviste a mamá y cómo no a tu yerno, papá.
Has vivido con ellos desde el primer día de su matrimonio. Son ellos los que te
han cuidado hasta el final y en todos los momentos de esta enfermedad. Te han
querido hasta el último momento, y nosotros, vuestros hijos, también os querrán
hasta el final porque. Es los nos habéis enseñado.
Nada más. Porque escribo lo que me ha venido a la
cabeza, sin demasiado reflexionar lo que más recuerdo de la yaya. Ya lo ves
yaya, tuviste nada más que una hija, Ramona y te vas con tres nietos, Eva, Joan
y Laura. Eva ha tenido tiempo de presentarte a sus dos hijos, Marc y Arneu, dos
artistas. Laura te ha podido presentar a Bruna, una preciosidad, y yo, como muy
bien sabes no te he dejado ningún Nieto, pero sí que te he dejado un montón de
hijos africanos. Son preciosos, yaya, ¡si supieras como te quieren! Por desgracia,
muchos de estos pequeños, quizás demasiados, ya están en el cielo donde ahora
estarás tú. Han estado esperándote. Son mis pequeños ángeles negros. Y se que
cuando llegues y te reciban con los brazos abiertos, te harán feliz. Cuando el
buen Dios te vea llegar tan bien acompañada te sonreirá y sabrá que te mereces estar
sentada cerca de él y te encontrarás con el abuelo Miquel y, dados de la mano
esperareis el día en que nosotros también nos encontremos después de una larga
vida para abrazarnos de nuevo y dar gracias a Dios de llevar nuestra misma
sangre. Hasta siempre yaya. De tus nietos que te quieren.
Traducido del catalán por Luis Miguel Avilés Patiño
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