martes, 6 de octubre de 2015

SENTIR LA MUERTE EN LA DISTANCIA Y MISIONEROS DE LA MISERICORDIA….

 …..reza el lema del Domund…y en misión nos encontramos con muchas situaciones para extender esta misericordia…pero la vida personal del misionero necesita también acompañamiento y cuidado, misericordia en los momentos personales de su vida cuando por su compromiso con la misión no puede estar al lado de sus seres queridos. Desde esta página de Blog mi homenaje a Joan Soler, mi cercanía a sus sentimientos. Él expresaba unos pensamientos sencillos desde su “lejanía” en un momento en que tendría que estar viviendo “la cercanía” con su familia. A Toda la familia también nuestro recuerdo y oración. Traducimos del catalán los sentimientos que le afloran a la muerte de su abuela Margarita en estos días, que en paz descanse

A solespones


En este momento, a las cuatro de la tarde,  en la Iglesia parroquial de San Pedro Mártir de Olot tiene lugar la celebración de las exequias de mi yaya, Margarita Solé Bartrina, descanse en paz. Desde la lejanía quisiera unirme a toda la familia y a toda la gente presente en la Iglesia esta tarde. Os mando este este carta que he enviado a mi hermana y me he ido a orar delante del Santísimo con los chicos y chicas que hay ahora en la parroquia. Mañana, domingo, celebraremos misa por ella y os puedo asegurar que todos rezarán con fuerza por la yaya de su párroco porque ella ya ya forma parte de su familia.  

Amanecer en el mediteerráneo

Es este un momento de alegría y de tristeza. Tristeza porque ya no la podré saludar más, ya no me preguntará más ¿qué hago en África, ya no la veré más sentada al costado del sofá con una revista en las manos para ver “los santos”. Pero alegría también, porque después de esta larga enfermedad de Alzeimer finalmente se podrá recostar al lado de aquellos que la han querido  y que la han precedido a la casa del Padre. Descansa en paz, yaya.

melancolía

Ha sido cuando me ha llamado mi hermana pequeña y su voz algo quebrada, me decía, Juan, la yaya ha muerto y me ha advertido que no podría estar en sus exequias. Por eso he querido hacerme presente ahí con cuatro renglones para expresarle a la yaya que la recordaré y la recordaremos. Que no será la yaya enferma, sino la yaya con la que veíamos los buenos y malos momentos de la vida. ¿Qué recordaré de ella. Cuatro cosas nos ha dejado:

Batir de olas


1.     Era una cocinera buenísima. La mejor que habido cuando preparaba los canalones, la sopa y carne a la olla y la ternera con setas. Recuerdo cuando empezaba su enfermedad y era madre la que se hacía cargo de los fogones, se nos pasaron unas cuantas semanas con el pan con tomate.
2.     Su genio. Sí. La recuerdo siempre con la palmeta en la mano persiguiéndonos alrededor del patio por alguna picia que habíamos hecho, y sabed...no nos atrapaba nunca, y eso que nosotros no éramos demasiado rápidos y no nos atrapaba porque nos quería como todos los abuelos quieren a sus nietos con pasión y después de regañarme siempre, me daba pan con nocilla.

El Tió

3.     La yaya era mágica. Sí. Así es como la veía cuando era pequeño. Mágica porque era ella, cuando llegaba Nochebuena, la que nos llevaba a la cocina para rezar el padrenuestro después de haber golpeado al “Tió”. La recuerdo que ¡se emocionaba tanto con nosotros!. Nos ponía de rodillas y rezábamos tanto tiempo como hacía falta y cuando salíamos...el “Tió” estaba envuelto en regalos. Sí la yaya con el “Tió” era mágica. Gracias yaya por habernos enseñado a rezar.
4.     El último gran regalo que nos ha dejado la yaya es mamá. Sí una de muchas maneras de valorar a una persona es por el amor que le tienen las persones que la rodean. Tú, yaya, tuviste a mamá y cómo no a tu yerno, papá. Has vivido con ellos desde el primer día de su matrimonio. Son ellos los que te han cuidado hasta el final y en todos los momentos de esta enfermedad. Te han querido hasta el último momento, y nosotros, vuestros hijos, también os querrán hasta el final porque. Es los nos habéis enseñado.


niños togoleses

Nada más. Porque escribo lo que me ha venido a la cabeza, sin demasiado reflexionar lo que más recuerdo de la yaya. Ya lo ves yaya, tuviste nada más que una hija, Ramona y te vas con tres nietos, Eva, Joan y Laura. Eva ha tenido tiempo de presentarte a sus dos hijos, Marc y Arneu, dos artistas. Laura te ha podido presentar a Bruna, una preciosidad, y yo, como muy bien sabes no te he dejado ningún Nieto, pero sí que te he dejado un montón de hijos africanos. Son preciosos, yaya, ¡si supieras como te quieren! Por desgracia, muchos de estos pequeños, quizás demasiados, ya están en el cielo donde ahora estarás tú. Han estado esperándote. Son mis pequeños ángeles negros. Y se que cuando llegues y te reciban con los brazos abiertos, te harán feliz. Cuando el buen Dios te vea llegar tan bien acompañada te sonreirá y sabrá que te mereces estar sentada cerca de él y te encontrarás con el abuelo Miquel y, dados de la mano esperareis el día en que nosotros también nos encontremos después de una larga vida para abrazarnos de nuevo y dar gracias a Dios de llevar nuestra misma sangre. Hasta siempre yaya. De tus nietos que te quieren.


Traducido del catalán por Luis Miguel Avilés Patiño

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