sábado, 16 de mayo de 2015

EL “PAPAMOSCAS” Y LA ASCENSIÓN

Pocas personas habrán visitado la catedral de Burgos y que no recuerden al “Papamoscas”, esa simpática figurita que en la bóveda central, a 15 metros de altura, abre la boca a la vez que su mano derecha acciona el badajo, marcando las horas con cada campanada. Pero lo realmente importante –para nuestro relato- es que los papamoscas están abajo mirándolo con la boca abierta hasta que deja de tocar.

El papamoscas

El actual papamoscas dicen que es del siglo XVIII pero estoy seguro que la inspiración debió estar en el breve y genial relato de Lucas cuando en Los Hechos de los Apóstoles describe plásticamente la ascensión del Señor (He 1,9-11). Allí nos dice que los apóstoles seguían y seguían –auténticos papamoscas- mirando al cielo hasta que alguien les tocó por la espalda y les dijo: “Ya está bien, ya han atrapado suficientes moscas, cierren sus bocas, bajen al llano y afronten la tarea que tienen por delante”…

comunidades de base

Y no les quedó otro remedio que aceptar que ya no era el Maestro quien les iba a sacar las castañas del fuego, eran ellos quienes tendrían que organizarse para anunciar por todo el mundo que El estaba vivo y que su mensaje de amor y fraternidad estaba más vivo que nunca. Y, sin títulos ni cartones, sin estudios, sin dinero y sin poder, comenzaron a ser “testigos del Resucitado” y a proclamar que el Reino de Dios había llegado.

Fano y la Ascensión


Y formaron comunidades, viviendo como Jesús les había enseñado, bajo la única ley del amor. “Por culpa de ellos”, somos cristianos nosotros y yo escribo esto. Y me pregunto y os pregunto a vosotros: ¿Seguimos hipnotizados como papamoscas o nos animamos a bajar al llano y proclamar el Reino con obras y palabras? La tarea sigue sin concluir…
                                                                                                                      José Mª Rojo G.

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