Los versos de Miguel Hernández en su elegía a Ramón Sijé se adentran de golpe en mi cabeza y se amasijan con el recuerdo, y con la bondad de Juanjo. Me llega un dolor en una una garganta bloqueda de llanto y de ternura,
.....Un manotazo duro, un golpe helado,
un hachazo invisible y homicida,
un empujón brutal te ha derribado.....
.....Temprano levantó la muerte el vuelo,
temprano madrugó la madrugada,
temprano estás rodando por el suelo..."
Quiero hacer mías las palabras que en este día nos escribía su compañero y amigo Pepe García González al saber la noticia de su muerte en esta mañana del Día de difuntos. Las hacemos nuestras para nuestro Blog.
"La noticia al amanecer del Dia de Difuntos me cayó como una
bomba. Una bomba de racimos. Imaginé el estupor de Alberto al encontrar
el cuerpo inerte de Juanjo Alarcia yacente en su cama, sumido ya en el sueño de
la paz eterna. Se agolparon en mi mente años de recuerdos entrañable junto
a él o en el recuerdo distante. Aquellos años de Burgos, ambos a las órdenes del incomensurable padre César. Y a lo largo de nuestras vidas,
encuentros en Ferrer y en Zimbabwe.
El Juanjo sencillo e infinitamente dulce que nunca levantó
la voz, ni siquiera en las discusiones acaloradas. Alma noble y manos
habilidosas que arreglaban ingeniosamente artilugios de toda clase necesitados
de reparación, relojes, chismes eléctricos, cacharros descompuestos...Todo
volvía a cobrar vida en sus habilidosas manos.
Juanjo, el eficiente servidor entregado diez años al trabajo
monótono y silencioso en las oficinas de Ferrer. Chari le llorará como se llora
al compañero definitivamente ausente después de diez años de trabajo conjunto y
amistad.
Juanjo, el misionero de vanguardia deambulando de tribu en
tribu y de lengua en lengua (Chireya: Sona; Kariyangue: Tonga; Dete y Hwange:
Nambya y Sindebele). Infatigable. Hubiera cumplio sus Bodas de Oro sacerdotales
el el 8 de Julio del año próximo.
Juango, amigo entrañable, servidor solícito y fiel a la causa de Dios y de los pobres: no puedes estar en otro sitio que en la Casa del Padre. Tu vida ha sido enteramente para Dios, y ahora tendrás a Dios para ti. Tan cerca de Él... Acuérdate de todos los que rozaron tu vida en este mundo y continuamos en él. Te rogamos, ¡óyenos!
Un gran abrazo con añoranza de eternidad. PP-GG y un abrazo de toda la Dirección general del IEME
0 comentarios:
Publicar un comentario