El día 23 de octubre, además del DOMUND, en la Parroquia de
San Fernando de Burgos, Jorge misionero en Zambia se compromete para toda su
vida con el Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME). Jorge ha elegido el día más misionero en todo el mundo, para
entregar su vida al compromiso de la misión.
Ha sido una celebración muy emotiva y participativa, rodeada
de familiares, amigos y de su querida comunidad parroquial. Un gesto muy bonito
ha sido el de su madre, una madre generosa que deja partir a su hijo a anunciar
el Evangelio. "Sal de tu
Tierra".
La diócesis de Burgos es una de las que más misioneros
aporta. Uno de ellos es Jorge López Martínez, quien desde muy joven sintió la
llamada a esta vocación y desarrolla su trabajo en Zambia desde hace 5 años.
Hoy te traemos su testimonio.
Jorge López Martínez nació en Burgos en 1971 y su vida en
Burgos transcurrió en las parroquias de San Fernando y Santa Águeda en las que
fue catequista. También colaboró en las actividades parroquiales de Briviesca.
En 1997 fue ordenado sacerdote siendo arzobispo de Burgos don Santiago Martínez
Acebes. Su primer destino fue la parroquia del Espíritu Santo y luego el Valle
de Losa donde atendía a 40 pueblos junto con otro sacerdote. Tras prepararse
para misiones durante un año en Madrid y vivir 10 meses en Irlanda aprendiendo
inglés, en septiembre de 2012 fue enviado a Zambia, en el sur de África donde
hoy continúa desarrollando su labor misionera en Mufumbwe, en la parroquia de
Holy Trinity.
Jorge siempre sintió interés por la vocación misionera, era
algo que ya le llamaba la atención desde que estudiaba en el Seminario Menor.
Una inquietud que fue creciendo tras ordenarse sacerdote, y que tuvo su primera
oportunidad de vivirla en 2012, cuando vivió dos meses en Bolivia para
colaborar en El Alto con Juan Carlos, un sacerdote burgalés que desarrolla un
interesante proyecto. A pesar de este impulso, nunca pensó que su destino sería
África, concretamente a Zambia.
Gente generosa
Allí lleva ya cinco año, y es un país que le impresiona:
«existe un contraste entre la capital, Lusaka, repleta de comercios y de
tráfico; y los poblados rurales en los
que yo vivo, donde las casas son de adobe y paja y la gente vive una vida muy
sencilla. Son agricultores y dependen de la cosecha, su vestimenta es muy
humilde y su alimento principal es el nshima, una especie de harina de maíz.
Cuando llega la temporada de lluvias, en los primeros meses del año, hay
familias que apenas tienen qué comer, porque no pueden cultivar nada y dependen
de las reservas, pero es gente muy generosa, y lo poco que tienen lo reparten
con quien lo necesita».
Aunque ya se desenvuelve bien y está siendo una experiencia
positiva, Jorge reconoce que los comienzos fueron duros: «No entendía su idioma
y me era difícil comunicarme, no entendía lo que me decían». Fue un primer año
difícil, «pero luego cuando comienzas a entender, el ánimo y las ganas por
hacer cosas se multiplica. Para mi ha existido un proceso de purificación que
supone la renuncia a muchas cosas que tienes que dejar para darlo todo por las
personas que están más cerca».
Una Iglesia joven
Jorge cuenta que la Iglesia lleva solo 35 años en Zambia y
su labor ha sido inmensa, «ha traducido a las diferentes lenguas los Evangelios
y contribuye a la cultura y formación de niños y adultos mediante la creación
de escuelas y universidades. Ahora la labor se complementa también en el ámbito
sanitario y asistencial». Además, también destaca las buenas relaciones entre
la Iglesia Católica y la Protestante, «que llegó primero a estas tierras y está
muy arraigada». El ambiente es bueno, «e incluso hacemos varias celebraciones
conjuntas al año los católicos y protestantes».
Con motivo del día del Domund que celebramos hoy, Jorge
quiere transmitir un mensaje a los misioneros burgaleses: «Lo primero que se
sientan alegres porque Burgos aporta muchos misioneros en las distintas partes
del mundo. Hoy ser misionero debemos vivirlo en clave de misericordia, el
misionero sale para amar y acompañar, no para adoctrinar, sino para compartir
el sufrimiento con los demás. Debemos ayudar al despertar de las vocaciones
misioneras, una tarea de sacerdotes y laicos, para que, como nos pide el papa,
la Iglesia y los cristianos perdamos el miedo y los complejos para llevar el
mensaje de Jesús a todas las personas».
Publicado domingo, octubre 23, 2016 Por Misiones Diócesis de Burgos
0 comentarios:
Publicar un comentario