domingo, 10 de diciembre de 2017

EL IEME CON EL PIE EN EL PRESENTE Y LA MIRADA EN EL FUTURO

Año tras año os hemos ido dando a conocer distintas facetas del IEME: de lo que somos y de lo que queremos ser; de nuestros trabajos en la misión fuera de nuestras fronteras y de nuestra tarea de animación misionera aquí en España, de nuestros sueños y nuestras esperanzas (también de nuestras dificultades y limitaciones). Hemos dejado muy claro que nuestra iglesia española y todos nosotros, como bautizados, somos y tenemos que ser misioneros. Nos lo dice jesús en el evangelio, nos lo ha dicho el Papa cada rato y nosotros lo sabemos muy bien. ¿Lo creemos y lo vivimos? Ese es otro cantar…


Nosotros, los sacerdotes misioneros del IEME, somos una cara visible de esa iglesia misionera (otras caras son los/as religiosos/as, los laicos). Y no queremos repetir sin más, hacer lo mismo siempre. Por supuesto que lo esencial no cambia: anunciar la Buena Noticia del Reino, con obras y palabras, especialmente a los pobres, como lo hizo Jesús (Lc 4, 16-21). Somos muy conscientes de estar no sólo en una época de cambios (y muy rápidos) sino en un “cambio de época”, donde todo se replantea. Ello nos obliga a reflexionar, evaluar, cambiar, convertirnos…


Afortunadamente, en el IEME tenemos establecida una Asamblea General cada 5 años. Y este año, 2018 en mayo, nos toca hacerla. Nos reuniremos representantes de todos los países donde estamos trabajando, más los de España, para preguntarnos con sinceridad: ¿dónde estamos? qué estamos haciendo? cómo lo estamos haciendo?... Y, sobre todo, sí es eso lo que el Señor nos pide, si es eso lo que hoy necesitan los pueblos y las iglesias donde trabajamos. Y adelantarnos al mañana.


No cabe duda de que es importante que tengamos bien puestos los pies en el presente (en el mundo de hoy y en la Iglesia de hoy, la que nos dibuja cada día el papa Francisco). Y es importante que pongamos la mirada no tanto en el pasado sino en el futuro: lo que queremos ser y hacer, lo que Dios espera de nosotros y aquello a lo que tienen derecho a esperar los pueblos a los que somos enviados.
Desde ahora os agradecemos vuestras oraciones para que acertemos en nuestra Asamblea General de este año. Somos menos y mayores cada vez, pero eso no nos exoneran de tratar de ser mejores, de trabajar cada día mejor. Y “si el Señor no construye la casa en vano se esfuerzan los albañiles” (Sal 127). Que Él nos eche una mano. Por adelantado, nuestra gratitud a vosotros.


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