Esta entrevista ha sido
realizada por José Luis Ansola Lázaro, misionero del IEME trabajando en la
Misión de Dandanda. La Misión de Dandada está situada en el suroeste de
Zimbabue, en la diócesis de Hwange.
Cuéntanos quién eres, dónde vives, algunos datos sobre tu vida….
Salibonani! (Hola!) Gracias, en primer
lugar, por permitirme esta oportunidad de poder entrar en vuestras casas con mi
pequeño testimonio como creyente y catequista…
Me llamo Beni Tshuma, y desde que nací
el 29 de septiembre de 1970, vivo en Ntuthuko, comunidad bajo la misión de
Dandanda (Zimbabue).
Estudié en la Escuela Primaria de
Ntuthuko y en la Escuela Secundaria de Kanyandavu-11. En la Escuela Primaria,
me eligieron como delegado de clase por 2 años y, en la Secundaria, fui monitor
de clases. Acabada la Escuela Secundaria, me trasladé a Bulawayo a trabajar
como peón de albañil por un año. Después regresé de nuevo a Ntuthuko.
En la Comunidad de Ntuthuko, he
prestado diferentes servicios en la Escuela Primaria (Secretario de la Comisión
de Desarrollo en la Escuela Primaria, y Presidente en la Asociación de padres
de la misma).
Aunque nací en una familia
no-católica, que practicaba la religión tradicional; cuando crecí, yo decidí
bautizarme y casarme por la Iglesia Católica. Tenemos 7 hijos (5 niñas y 2
niños), de los cuales 5 están bautizados.
2.
Por qué quisiste convertirte en catequista dentro de la
Iglesia Católica?
En 1996, empecé a trabajar como
catequista en la comunidad de Ntuthuko, cuyo patrón es S. Francisco de Asís.
Para ello, recibí varios cursos de formación de catequistas. Por aquel
entonces, no había ningún católico bautizado en mi comunidad –ni yo mismo lo
estaba en aquel tiempo-, con lo cual “al mismo tiempo que enseñaba, me enseñaba
a mí mismo”.
Aunque yo enseñaba el catecismo y
había recibido ya la formación necesaria; yo, no pude bautizarme y casarme por
la Iglesia Católica hasta el año 2010 -puesto que en nuestra cultura, antes de
casarnos debemos de pagar la dote a la familia de mi mujer-; este fue el motivo
que retrasó la recepción de los sacramentos en mi persona. Mi confirmación tuvo
lugar en el 2012.
Decidí ser catequista por varias
razones:
1. Porque en mi comunidad, no había nadie que pudiera enseñar
catecismo.
2. Porque para mí, la fe forma parte de mi vida y quiero que
esa fe sea conocida por otras personas.
3. Para que la gente de mi comunidad deje “el viejo camino de
las tradiciones” y entren en el camino de la vida nueva de Jesús; para
transmitir que Jesús es el Hijo de Dios, que vino a salvarnos. Para que el
mayor número de gente pueda recibir el Sacramento del Bautismo y de la
Eucaristía.
3.
Cuál es tu relación con los sacerdotes y tus reponsabilidades
en la Misión de Dandanda?
Mi relación con los sacerdotes de la
misión es el compartir un mismo trabajo pastoral en las comunidades que
servimos y la propia vida de fe.
Durante 2 años, he sido Responsable
General de todos los Catequistas de la Misión. Este trabajo de coordinación
supone, tener reuniones periódicas en la misión con todos los catequistas -tres
al año, de tres días cada una- para nuestra formación y revisión del trabajo conjunto en las
diferentes comunidades de la Misión.
Actualmente, formo parte del Equipo
Pastoral de la Misión y coordino la Comisión de Liturgia.
4.
Cómo es tu trabajo COMO CATEQUISTA? Cuéntanos tu
experiencia, alegrías, dificultades, cómo lo vive tu familia…
Cómo catequista siento una gran
alegría, cuando algunos de los catecúmenos que enseño, llegan a recibir el
Sacramento del Bautismo y se incorporan plenamente a la vida de la Comunidad.
Pero mi misión no termina aquí, tengo que continuar con este trabajo de
evangelización, para que la fe recibida en los que enseño, se vea fortalecida
en el día a día.
Como miembro del Equipo de Pastoral,
mi alegría está en saber que el trabajo en la Iglesia no es sólo
responsabilidad de misioneros y sacerdotes, sino también de los laicos y, que
todos tenemos el derecho y el deber de ser evangelizadores en nuestra
comunidad. Esta experiencia ha hecho que mi fe se fortalezca y no tenga miedo a
ser testigo del Evangelio.
Por supuesto, que este trabajo
pastoral no está exento de dificultades…en muchas ocasiones, los catecúmenos no
vienen a las reuniones, la falta de material para poder aprender, y a veces, me
entristece ver que algunos que están aprendiendo –o ya bautizados- se marchan a
otras iglesias presentes en la zona.
Los pilares en mi vida espiritual son:
la Biblia, la oración y los cursos de formación que recibimos en la misión o en
la Zona pastoral; y, por supuesto, la Eucaristía. Por parte de mi familia,
recibo su apoyo para poder continuar con mi formación y desarrollar mi trabajo
como Catequista. Mi familia colabora
conmigo animándome y participando en el trabajo misionero de la comunidad de
Dandanda.
5.
¿Cuánto tiempo inviertes en este servicio a la Comunidad
Cristiana?
Cuando se me pide un trabajo concreto
en la comunidad o en la misión, mi disponibilidad es absoluta; si bien, es
verdad que durante la época de siembra y recolección, me tengo que dedicar a
los trabajos del campo, pues este es el único sustento de mi familia.
6.
¿Qué les dirías a los catequistas de España que están
leyendo esta entrevista?
Que seamos conscientes que no nos
hemos elegido nosotros mismos para esta misión de catequistas, es Dios mismo,
el que nos ha llamado a esta misión esencial de la Iglesia.
Somos la boca, las manos y los pies
que hoy tiene Jesús, para transmitir su mensaje de vida y esperanza para toda
la humanidad.
Que hemos recibido una vocación que,
como Juan el Bautista, estamos llamados a proclamar y hacer presente a Jesús en
medio de la gente.
Tenemos que pasar a la otra orilla sin ningún
temor, sabiendo de quien nos hemos fiado.
¡Gracias
Beni, por estas palabras llenas de ilusión, fe y esperanza en el Señor!
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