viernes, 31 de julio de 2015

¡FELICES FIESTAS PATRIAS, PERU!

Solo faltan 6 años para que el Perú celebre el Bicentenario de su independencia. Cada año la euforia desborda a las personas y se refleja por todos lados. Imposible no celebrar, aunque, es obvio, uno es crítico y siempre se hace algunas preguntas:

pobreza y bandera peruana


¿De verdad somos libres, como se canta en el himno? ¿lo son todos por igual? ¿Independientes o seguimos dependientes? ¿Qué es el Perú: una bandera, un escudo, unos hitos de frontera,… ó 31 millones de peruanos? ¿Basta con hacer fiesta para celebrar la independencia o “hay que rajarse” por el Perú? Nunca dejo de hacerme esas y otras preguntas y nunca dejo de hacerlas a mis “paisanos” (no por gusto he vivido más de la mitad de mi vida en Perú).

asado 01

Ello, por supuesto no me impide sumarme a la celebración en sus múltiples formas. Una de ellas, la comida. Creo que hoy ya no es un secreto que la cocina peruana, humildemente, es una de las mejores del mundo. La variedad y la sazón de su gastronomía son increíbles. Hoy tuve la suerte de compartir con una familia amiga uno de los platos más típicos andinos: la pachamanca (pacha=tierra, manka=olla; olla de tierra).

Asado 02

 La originalidad del plato es que se cocina en un gran hoyo en la tierra donde se calientan al máximo unas cuantas piedras que servirán luego para cocinar los alimentos (no sirve cualquier tipo de piedras y suelen tenerlas ya seleccionadas y guardadas). Una vez bien calientes se van alternando en el hoyo capas de piedras y alimentos. Las carnes (vaca, cerdo, pollo, gallina, cuy, alpaca…) previamente bien maceradas y condimentadas con culantro, ají colorado, huacatay… se envuelven en hojas de plátano y otras hierbas para que no pierdan el jugo y cojan más sabor. Los vegetales (papas, camotes, yucas, habas verdes, choclo –mazorcas de maíz tierno-, ocas, plátanos… también se van colocando en otras capas. Y casi siempre se añade queso y “humitas” de maíz.

asado 03

Al final todo ha de quedar herméticamente tapado con hierba, sacos…  y cubierto finalmente con tierra para que conserve el calor de las piedras y permita cocinarse todo, en torno a una hora como mínimo (dependiendo de las cantidades). Es todo un ritual tanto la preparación como la colocación, el desentierre y la comida compartida…El sabor es muy especial y una comida de lo más sano, al no echarse ningún tipo de grasa ni aceites… Y, por supuesto, ¡los cuchillos y tenedores sobran, pues los dedos están para usarse y chuparse!

Ni que decir tiene que hoy, previamente, brindamos por Fiestas Patrias con un pisco sour (luego vendría la chicha morada, bebida elaborada con maíz morado simplemente hervido).
Ingrediente que no puede faltar, cariño, mucho cariño.
                                                                                  José M. Rojo G.



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