A la 1 de la tarde de hoy, jueves 9 de Julio, bajo un sol manchego de justicia (nunca más propiamente usado) el panteón familiar de los Rielves Peñalver, acogía el cuerpo de nuestro hermano Baldomero. Tres de nosotros seguimos a la funeraria desde Los Molinos a Sonseca, su pueblo natal, para cumplir su voluntad de descansar junto a sus padres.
Previamente, a las 10 de la mañana, tuvimos en los Molinos un funeral, concelebrado con el capellán de la Casa donde residía desde hace muchos años y presidido por mí. Todas las religiosas y un buen número de ancianos, testimoniaron con su presencia su cariño a Baldomero ante un reducido número de familiares que se habían trasladado hasta las estribaciones de la sierra madrileña.
Durante la semana de la Convivencia de verano varios
compañeros lo visitaron coincidiendo que su situación se agravaba. Finalmente,
en la mañana del miércoles 8 nos comunicaban su defunción. Ha gozado de una
larga vida pero también ha sufrido bastante en los últimos años. Que el Señor
lo compense con creces.
En Sonseca quedaron sintiendo el vacío, un hermano mayor
pero bien lúcido, una hermana que no pudo asistir dado su estado avanzado de
enfermedad e inconsciencia y un buen número de sobrinos y resobrinos que
recibieron gozosos la vuelta a la tierra de “el tío misionero”. Descanse en
Paz.
José
Mª Rojo G.
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