Un año más, muchos jóvenes con ilusiones
y sueños de la misión se han dado cita en El Escorial donde tuvo lugar el XV
Encuentro Misionero de Jóvenes. El tema ha dado la tesitura a todo el
encuentro: “Dios está aquí y yo no lo sabía” (Gn 28,16). Este año han sido 150
jóvenes de 31 diócesis de toda la geografía española, y además con algunas
incorporaciones de algunas que aún no había estado presentes en pasados
encuentros.
La mañana, después de un buen descanso, las ilusiones se ponían a vibrar
nuevamente. Don Francisco Pérez, presidente de la comisión de misiones
presidiendo la oración de la mañana entusiasmó invitando a la salida de uno
mismo y en la confianza. Han seguido cuatro dinámicas, la primera para romper
hielo con sus presentaciones y en grupos; las otras tres dentro de una
secuencia “in crescendo” iban marcando los tiempos más personales de cada uno,
compartidos y revividos; buscando estrellas que nos han guiado en nuestras vidas
y que de alguna manera habían tocado nuestros seres para darnos cuenta de un
presente, el nuestro, en donde todos, de manera tácita, confesábamos que
necesitamos de un guía para marcar nuestro caminar y elección. Así, tan
sencillamente y entrando en uno mismo delante a los demás, nos situábamos en un
ambiente de gran amistad y confianza, dejando detrás de nosotros que nos
llevaba a un silencio para escuchar y tomar consciencia de la presencia de Dios.
Ahí, nos hemos encontrado en la capilla
tratando de percibir a alguien. Por la tarde, David Álvarez, delegado de
misiones de Santiago de Compostela, con una finura impresionante ha dado voz a
José, el hijo de Jacob, el hombre vendido por sus hermanos y que ha vivido
tantas peripecias desde una profunda fe, amenazada por las incomprensiones y
sin sabores y a la vez abierta al Dios silencioso de la vida que poco a poco se
iba haciendo más presente. La vida de José, desde la fe, confrontada con la de
Steve Jobs en la que sin mencionar a Dios en la conexión por puntos de su vida:
su primera infancia, su historia sobre el amor y la pérdida; y finalmente sobre
la muerte, iban dejando en cada incitando a cada uno de nosotros a narrar
nuestra propia vida y a discernir una presencia que aunque aparentemente ausente
siempre ha estado entre nosotros, la del Dios que está aquí y del que yo no
sabía describir su presencia.
Poco más tarde, tres verbos: escuchar, elegir y vivir, se han hecho voz, en Sor Lourdes, clarisa franciscana del
convento de la Anunciación de General Ricardos en Madrid, su vida sencilla y
abierta a Dios ha cautivado con un silencio espectacular y miradas intrigadas a
tantos jóvenes presentes cuando ella decía “a Dios lo he encontrado en el silencio… en su Palabra… en personas…” su narración
muy sencilla calaba hondo en los corazones de tantos jóvenes. En seguida Luis
María García Domínguez, jesuita, especialista en discernimiento y actualmente
profesor en la Universidad de Comillas, empezando a narrar su propia
experiencia de discernimiento, aún muy joven, ha abierto el apetito espiritual
a los presentes al descubrir que se trata de un camino que se juega en la
libertad y la paciencia, pero siempre en búsqueda y decisión. Ha dado el toque
maestro cuando al final ha confiado cuatro consejos para la elección: a) creer en los propios
sentimientos, b) confrontar esos sentimiento con los demás, c) vivir de acuerdo
a esos sentimientos, y, d) finalmente elegir.
Ahora, llegaba el turno de Paco Arango, cineasta, fundador de Aladina,
fundación en favor de niños con cáncer y productor de las películas Maktub y Lo que de verdad importa (2017), él ha
venido a poner la guinda al pastel, Paco en su vida de creyente, vive en la
autenticidad en cuanto a su fe en Dios, que confiesa claramente en ambientes en
donde la gente pasa de Dios, para él, Dios es vida, y definitivamente ha roto
barreras al hablar de Dios tan naturalmente e invitando a “dar amor, porque encontrarás
amor, y más amor das, decía, más encuentras a Dios y se te
hace tan presente que ya no se sabe si se vives en el plano de la fe, pues es
tan claro, que no puedes dudar”. Su vida al contacto con tantos niños que ha acompañado a
la muerte, debido al cáncer, ha roto definitivamente las barreras. De ahí, una
vez más, invitados al silencio, ha dado para caer en la cuenta de ese “yo no lo sabía”, pero “Dios está aquí”. La Eucaristía terminaba
invitando a redescubrir esa presencia en medio de tantos jóvenes.
El domingo, día de la Divina Misericordia, después de la oración, el
toque misionero propio de la esencia de este Encuentro Misionero de Jóvenes,
abría una vez más los oídos para escuchar tres testimonios misioneros, el de un
matrimonio de OCASHA: Roger y María; el de una joven de Tarragona que ha vivido
año y medio en Honduras: Blanca Serres; y el de Francesca Ko, franciscana
misionera de María, coreana y que con gran pasión nos ha cautivado. Los tres
han hablado de una pasión, la de Cristo, de una misión, la que llevan los
cuatro en sus corazones y que arde continuamente sin poderse apagar.
Han marcado, los temores y miedos para
lanzarse, pero los cuatro han dicho que una vez lanzados, ya solo queda seguir,
pues más da uno, más recibe. Ver a una pareja joven, convencida y alegre, ver
la alegría de Blanca, que terminaba diciendo “tu siente tu corazón y
lánzate” y escuchar a Francesca Ko, que nos ha animado desde lo
profundo de su fe para ir siempre acariciando la misión como llamada y vivencia
profunda de alegría que da sentido a la vida. Estos testimonios para jóvenes
que se plantean la misión, han sido potentes y penetrantes, han dado forma a
los sueños abrigados y susurrados, e incitado a abandonar los miedos y
amarres para lanzarse mar adentro.
Raúl Tinajero, en línea con el Sínodo de
jóvenes, que tendrá lugar en breve, nos ha comunicado sobre la realidad
Iglesia, fe, jóvenes y anuncio en España hoy.
Una compañía silenciosa y querida ha
sido la de Don Anastasio Gil, director nacional de OMP que sigue con gran
cuidado, cariño y simpatía el caminar de la misión en los jóvenes y que se goza
y nos hace gozar con la misión Ad Gentes, de la que España ha vivido, vive y
seguirá viviendo gracias a tanto joven.
En la Eucaristía final Don Francisco
Cerro, obispo de la comisión episcopal de Misiones ha animado a vivir
el desafío misionero desde la experiencia del encuentro con Jesucristo, y el
deseo profundo de la transmisión del Evangelio.
Rolando Ruiz Durán sx
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