Que nadie piense en milagros o fantasmas, no. Lo tenemos muy claro: es “el Dios de la Vida”, quien nos convoca con la excusa de nuestros difuntos, los que se nos adelantaron al encuentro definitivo con el Padre.
Así
nos sucedió ayer martes 27 de Febrero en Ferrer del Río 17, “la casa del IEME”.
Esta vez la excusa fue la partida –todavía reciente- de nuestros hermanos Mateu
Riera, muerto en Barcelona y ex misionero de Zimbabue, y Félix Fernández
Gorrindo, muerto en Pamplona y ex misionero de Japón y Guatemala. Mateu llevaba
muchos años casado y su esposa Laura solo pudo acompañarnos espiritualmente.
Estábamos
como unos 25 ó 30, “Amigos del IEME”, religiosas, sacerdotes (misioneros en
activo o ya jubilados, la mayoría), todos ligados por lazos de amistad con los
dos difuntos y sus familiares. Y vivimos una hermosa celebración de
acción de gracias por la vida de Félix y Mateu. Compartimos la
Palabra y la Eucaristía en un contexto familiar, incluyendo vivencias,
anécdotas, poesías… recuerdos todos que nos motivaron a esa acción de gracias
sentida y espontánea. ¡Salimos contentos! El frío de la calle, en la noche, se
encargó de hacernos más conscientes del “calor” de que habíamos disfrutado.
Y es
que creemos es una muy buena costumbre que tenemos en el IEME-Madrid reunirnos
siempre que fallece “alguno de los nuestros” sin distinguir si en la actualidad
ejercían el ministerio o estaban secularizados ¡Nos sentimos en la misma barca,
el mismo proyecto del Reino, desde distintas plataformas y tareas! Justo ayer,
la lectura de Apocalipsis 21 sobre “los cielos nuevos y la tierra nueva” nos
ayudó a hacer más realidad esa vivencia de fraternidad animándonos a realizar,
entre todos/as, ese sueño de Dios para esta nuestra tierra: un mundo donde
vayamos creando las condiciones para sentirnos hermanos y poder ser todos
felices.
Sí,
definitivamente, Dios nos convoca a través de nuestros difuntos y eso fortalece
los lazos de amistad pero, sobre todo, el compromiso por el Reino.
José Mª Rojo G.
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