Una
serie de buenas casualidades hicieron posible que pudiera estar yo presente en
la celebración de los 40 Años de Sacerdote de VICTOR GARCÍA TERESA. Fue en la
capilla de la Virgen del Carmen (justo en su día, 16 de Julio) en su parroquia
de S. Marcos, en S. Juan de Lurigancho –Lima Este, Perú-.
Aproveché mis vacaciones para darme un salto y gozar de una celebración bien popular y bien participada. Nadie, estando presente, dudaría que a Víctor lo quieren y que él se deja querer. Se demostró en la celebración, en la comida, en la fiesta que le organizaron, en el baile espontáneo para cerrar…
Y
Víctor feliz: lo dijo en la celebración (que así se sentía) y lo proclamaba su
cara en cada momento, mientras lo felicitaban grandes y chicos. Y habían
llegado de todas las parroquias anteriores donde había trabajado.
Los
dos sacerdotes que están con él en la parroquia no ahorraron esfuerzos para que
se sintiera así, querido y agasajado. Solo un pequeño nublado en lontananza: no
hacía un mes que había fallecido una de sus hermanas en Burgos y Víctor no pudo
viajar para estar presente.
Para
mí, una oportunidad más para recordar algo que decía siempre uno de mis
obispos: “el trabajo con los pobres no tiene pierde”, es decir, siempre vale la
pena y compensa.
José María Rojo G.
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