Cuotas de mercado, cuota láctea (ahora en boga por el problema que afrontan los productores de leche), cuota cárnica, cuota de la asociación…. Cuota, de qué cuota estamos hablando? Y reparto: mus y dame cuatro…. Hablamos de reparto de cartas o reparto ganancias y pérdidas…
En las últimas semanas
no dejamos un solo día de oír estos términos en boca de dirigentes políticos
europeos y españoles, y verlos en grandes titulares de la prensa escrita. Cuota
y reparto no dejan de ser dos términos cuantitativos utilizados por el sistema
de producción neoliberal dominante que todo lo somete a las leyes del mercado,
convirtiendo en mercancía todo lo que toca y que como tal se puede comprar,
vender, repartir o desechar…. Incluidas las personas.
Pero no, no estamos hablando
de cuotas de producción o de reparto de cartas de la baraja, hablamos de la crisis de
refugiados y desplazados más importante desde la Segunda Guerra Mundial, según
algunas agencias de la ONU. Es decir hablamos de personas y de sus historias:
de nombres, de vidas humanas, padres, madres, hijos, abuelos, niños y niñas….
Personas con proyectos de vida frustrados, pero personas con sueños de futuro.
Según la Convención de
Ginebra sobre el Estatuto de los Refugiados, un refugiado es una persona que
"debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza,
religión, nacionalidad, pertenencia a un determinado grupo social u opiniones
políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad”… Es decir, no es una
persona que ha tomado una decisión voluntaria, aunque obligada por las
circunstancias, de emigrar de su país, sino que es una persona perseguida
y, en el caso que nos ocupa, escapan de la guerra, y por tanto es necesario que
los refugiados sean protegidos en el país de asilo. Los Estados tienen la
obligación de no expulsar ni devolver a los refugiados o solicitantes de asilo
a cualquier país donde puedan correr peligro, tampoco deben establecer
discriminaciones entre grupos de refugiados sino que más bien deben garantizar
el acceso de los refugiados a sus derechos económicos y sociales.
Pero mientras, una
parte de los líderes europeos tratan de blindar la entrada a Europa, otros se
ponen de perfil mirando para otro lado, contribuyendo todos al fracaso europeo
en la acogida de los refugiados e incrementando su drama y su tragedia. Eso sí,
todos claman contra los métodos criminales de las mafias que se enriquecen
traficando con personas.
Pero, ¿qué ha hecho y
que hace la vieja Europa, alumbradora de libertades y derechos? Como integrante
de la OTAN no podemos olvidar las desafortunadas intervenciones militares,
llevadas a cabo más por intereses económicos que por otra cosa, en algunos de
los conflictos bélicos en países de los que proceden muchos de estos
refugiados, así como la lamentable acción diplomática en la región.
Tampoco podemos dejar
de lado el poco transparente mercado de armas. Diferentes informes de centros
dedicados a la investigación por la paz, establecen que la Unión Europea, con
un 25%, fue el tercer exportador mundial de armas en 2013; por detrás de Rusia
que exportó el 30% de las armas mundiales y de Estados Unidos con un 26%, y por
delante de China que exportó el 7%. Francia, Alemania, Reino Unido, España,
Austria e Italia autorizaron el 80% de las exportaciones europeas, lo cual nos
da una idea de los países más activos y comprometidos con la producción y venta
de armas.
Y, ¿cuál es el destino
de esas armas? El principal destino es el mercado interno europeo, pero el
segundo en importancia es Oriente Medio al que se han autorizado un 19% del
total. Esta región, con una elevada violencia política y una de las zonas del
mundo donde se producen mayores violaciones de los derechos humanos, recibió el
24,4% de las exportaciones de armamento que se realizaron en España en el
primer semestre de 2014.
Oí decir el otro día, en un medio de comunicación, una persona muy autorizada del gobierno comentaba que lo importante es hacer una intervención “en origen” para no llegar a estas dramáticas situaciones y no vernos obligados a acoger a los refugiados. Los ojos se me hacían chiribitas y me preguntaba ¿pero que me cuenta esta señora? ¿con qué recursos hacemos esa intervención en los países afectados para evitar la sangría de sus ciudadanos? Sin ir más lejos, desde el año 2010 el estado español ha recortado de sus presupuestos nacionales el 70% de los fondos destinados a la ayuda oficial al desarrollo y se hunde en los últimos puestos de la clasificación de donantes del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE ocupando el puesto 22, solo por delante de Grecia y de cinco nuevos donantes.
Oí decir el otro día, en un medio de comunicación, una persona muy autorizada del gobierno comentaba que lo importante es hacer una intervención “en origen” para no llegar a estas dramáticas situaciones y no vernos obligados a acoger a los refugiados. Los ojos se me hacían chiribitas y me preguntaba ¿pero que me cuenta esta señora? ¿con qué recursos hacemos esa intervención en los países afectados para evitar la sangría de sus ciudadanos? Sin ir más lejos, desde el año 2010 el estado español ha recortado de sus presupuestos nacionales el 70% de los fondos destinados a la ayuda oficial al desarrollo y se hunde en los últimos puestos de la clasificación de donantes del Comité de Ayuda al Desarrollo de la OCDE ocupando el puesto 22, solo por delante de Grecia y de cinco nuevos donantes.
También han sido
sustanciales los recortes en los presupuestos de la Unión Europea de la ayuda
al desarrollo y sólo cuatro estados miembros (Suiza, Dinamarca, Holanda y
Luxemburgo) han alcanzado la meta colectiva de destinar el 0,7% según los
acuerdos internacionales.
…Pero seguimos
lamentándonos de los criminales métodos de las mafias.
Frente al tan traído y
llevado debate sobre cuotas y repartos, lo que realmente necesitamos son
personas nuevas, de mente limpia y amplia, capaces de promover sociedades
acogedoras, inclusivas, plurales, humanistas y solidarias. Sin embargo, la sola
acogida no basta, es necesario que las personas refugiadas puedan recuperar su
dimensión humana comprometiéndonos
todos a encontrar una respuesta a sus necesidades.
Como manifestó el Papa
Francisco en su día, es preciso “Encontrar. ¡Tened siempre viva la esperanza!
¡Ayudad a recuperar la confianza! ¡Mostrad que con acogida y hermandad se puede
abrir más que una ventana, una puerta, se puede tener todavía un futuro!...
Servir... Acompañar… Defender” Todo ello supone “tender la mano, sin
cálculos, sin temor, con ternura y comprensión… establecer con ellos relaciones
humanas, de cercanía, vínculos de solidaridad. Solidaridad, esta palabra da
miedo al mundo más desarrollado… buscar juntos caminos, vías concretas de
liberación”. Conlleva hacer efectivos “los derechos humanos” y cultivar “la
misericordia verdadera, la que Dios nos da y nos enseña, pide la justicia, pide
que el pobre encuentre el camino para no seguir siéndolo. Servir,
acompañar quiere decir también defender… ponerse de parte del que es más débil”
( Discurso en su encuentro con refugiados en la sede italiana del Servicio
Jesuita a los Refugiados, 10 de septiembre de 2013)
¿A qué esperamos para
actuar? Es imprescindible impulsar un desarrollo auténtico e integral y crear
condiciones de vida dignas para todos. Los refugiados tienen miedo y de
nosotros/as depende que esos fantasmas desaparezcan y que como personas puedan
rehacer sus planes y su futuro.
Carlos López
Burgos, 1 de
septiembre de 2015
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