Hoy día 3 se esperaba día de alto contenido, denso en la importancia del tema pero ágil por la calidad de los ponentes que debían desarrollar aspectos y vida que acontece en realidades multiculturales. La riqueza de lo desarrollado lejos de mermar las fuerzas de los oyentes las fortaleció en los turnos de aclaraciones y preguntas.
La
segunda ponencia de la mañana estaba a cargo de Eloy Buena de la Fuente. La
ponencia estaba muy bien estructurada y se hizo con un gran dominio de la
palabra y desarrollo ágil versó sobre Los refugiados en el magisterio del Papa
Francisco. Con un preámbulo de tipo
filológico continuo centrando la ponencia en el escenario mundial cambiante.
Los refugiados en las palabras y hechos del Papa Francisco había sido precedida
por una coherencia desde sus tiempos de cardenal de Buenos Aires. La misericordia
que ilumina con un realismo de tocar el dolor y las llagas, la lectura creyente
y teológica de los signos de los tiempos y como determina la actividad pastoral
de la Iglesia así como la interpelación que está haciendo a una Europa gastada
ha concentrado la atención de los oyentes.
La
tarde, como regía en el programa, se componía de una mesa redonda que bajo el
título Los desafíos de la multiculturalidad, se desenvolvía en dos comunicaciones experienciales de
realidades multiculturales en el ámbito de la sociedad burgalesa. Fernado García Cadiñanos, vicario general de la diócesis moderaba la mesa. La primera de
ellas la exponía Isabel Olazagoitia Olano, hija de la Caridad, con una
comunicación que llevaba por título Una acogida multicultural como profecía de
la vida religiosa y se trataba del trabajo
y puesta en acción de la Atalaya intercultural, un lugar ”que intenta
vivir con sencillez y hondura ese encuentro con los rostros que padecen las
consecuencias de la crisis”.
La
segunda de las comunicaciones estuvo a cargo de José Luis Lastra Palacios,
vicario de pastoral de la Diócesis de Burgos que ofreció en versión PPS Los
retos de la multiculturalidad para la pastoral de una Iglesia local. Ofrecía el
trabajo que la Iglesia diocesana de Burgos está realizando con los migrantes y
refugiados desde los retos de unas pastoral misionera, inculturada y comunión y
desde las oportunidades que este signo da a la vitalidad, identidad y misionaridad
para esta Iglesia local.
El
día acabó con un debate y diálogo sobre aspectos que no se habían tenido claro
o las inquietudes que despierta tanta riqueza y vida.
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