En verano las cosas, a veces, se retrasan y esta crónica
hace días que debía estar hecha y colgada. Pero el que suscribe, después del
encuentro, continuó sus vacaciones por su León natal, que estaba fresquecito…
Aprovechó don Julián para agradecer todo el esfuerzo e
interés mostrado por el anterior delegado, D. Manuel de la Red, y para dar todo
el apoyo a la nueva delegada que, en todo momento, mostró ilusión y ganas de
mantener muy en alto la bandera misionera de León.
Excelente ambiente, buenos testimonios –también a mí me tocó
mi parte-, rica comida en el mismo S. Isidoro y una bien aprovechada
explicación del Abad sobre lo que S. Isidoro y la Basílica han significado y
significan para León. No cabe duda que, además de ser joya del Románico, ha
sido y es foco cultural y religioso muy importante para León y toda la región.
Los misioneros, por añadidura, regresamos a nuestras casas
con una bien llena mochila de regalos de distintas instituciones leonesas.
Entendemos es fruto del cariño que siempre nos ha mostrado la tierra que nos
vio nacer y a la que volvemos con gratitud y nostalgia por aquello de la
canción popular: “yo no sé cantar, yo no
sé reír si me sacan de León… paso la vida llorando y suspirando León por ti”.
José
Mª Rojo G.
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