lunes, 22 de junio de 2015

LAUDATO SI’ (ALABADO SEAS, MI SEÑOR)

Más que boom mediático (ríos de tinta y océanos de imágenes) la encíclica del Papa Francisco Laudato Si’, ha provocado un verdadero terremoto. Cristianos y no, creyentes y no, nadie ha quedado impasible: a unos y a otros se les ha movido el piso. 

Rosas blanca


Y es que, como se está repitiendo, pocas veces o nunca un papa había hablado tan claro y tan valiente sobre un tema. Lo ha hecho con autoridad, a sabiendas que no es un científico, ni un economista, ni un político para proponer todas las soluciones. En palabras del obispo de  Aysen (Chile), Luis Infanti,  la ya llamada Epístola Verde es “contundente, profética y desafiante”.

Mirada al mar



Mal haría yo abundando ahora en otro comentario más o en recoger algo de lo que inunda las redes. Creo basta con aceptar el llamado firme de Francisco: se exige una “conversión ecológica”. El problema es tal que no basta con retoques, afeites o barnices: todos tenemos que entrar en la dinámica de la “conversión pastoral” que nos marcó en la Evangelii Gaudium (heredada de Aparecida 2007). Conversión centrada ahora en un tema sobre el que muchos no nos confesábamos: la responsabilidad en el “cuidado de la casa común”. Desde ahora todos deberemos examinarnos cada día sobre ello. Todos los humanos, pero obligatoriamente y de manera especial, los seguidores del Señor Jesús.

Humedal manchego



Derrotemos a la flojera y leamos, sí, las casi 200 páginas del texto. No os asustéis, se lee fácil y se entiende. Y no tiene desperdicio.

José Mª Rojo G.

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