domingo, 1 de noviembre de 2015

SANTOS, DIFUNTOS Y COMUNIDADES DE ASIA

Muchos cristianos occidentales, bautizados en su día pero sin la catequesis o formación honda en la vida y experiencia de fe, se debaten en retirada, depresivamente tocados por la muerte o por la ausencia de aquellos que han amado. 

Compartiendo la festividad de los santos

Pierden la fe porque la muerte aún existe en occidente y hay momentos en que se nos acerca irremisiblemente. La vida consumista de nuestro mundo nos ha hecho pensar que casi lo podíamos tener todo, todo menos la vida, de la que no logramos disponer definitivamente. Nos derrumbamos y nos morimos y ya está. Y aunque intentamos por todos los medios desembarazarnos de ella, ocultarla a nuestros niños, a nuestra sociedad, envolviéndola en mensajes de caramelo, ella vuelve día a día a recordarnos que forma parte de nosotros, que “vive” con nosotros. Esto lleva a muchas personas a la desesperación y a desenfocar nuestro objetivo. En nuestro desatino y consumismo seguimos llenando nuestros cementerios del lujo más excéntrico y sorprendente. Y a pesar de toda esa dimensión consumista la tristeza se cierne sobre nosotros y nos devora.


Celebrando la Eucaristía

Creo que oriente vive la muerte de manera más dadivosa, se hace más libre y más gratuito. La muerte solo es crisálida de la mariposa que comenzamos a ser. Su comprensión nos lleva a la verdad y a la felicidad. La muerte se hace compañera y ciudadana en nuestro caminar cotidiano, se nos hace humana y hermana, nos iguala en un mundo de injusticia e inequidad y por eso nos libera. Por eso hay que celebrarla, saborearla y vivirla en un banquete de fiesta. Por eso en oriente se ora y medita, claro,  pero también se come y se bebe, se canta en el cementerio para recordarnos que nada de lo que nos libera ha de entristecer nuestro corazón y hacerse ser gravoso a nuestro caminar.

Compartiendo la vida con los difuntos

Por eso creo que Dios
  • conduce hacia su verdadera plenitud el deseo de vida, de justicia y de paz, de liberación total.
  • ofrece una vida donde ya no habrá pobreza ni dolor, nadie estará triste, nadie tendrá que llorar.
  • creo que un día se conocerá lo que es vivir en armonía y sabremos lo que es la salud total.
  • un día nos dará a conocer a los héroes, a todos los héroes y santos de todas las religiones y ateísmos que se entregaron por generar justicia y sueños de paz, que doblaron su espalda para secar las lágrimas de los sufridos/as
  • un día dirá «Al que tenga sed, yo le daré a beber gratis de la fuente de la vida». ¡Gratis! Sí,  Así saciará Dios la sed de vida y ternura de tantos!!
Ponsung. Tailandia. Día de los Santos



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