martes, 1 de marzo de 2016

Intenciones de marzo 2016

La intención misionera de este mes de marzo es: “Para que el Espíritu Santo conceda perseverancia a cuantos son discriminados, perseguidos y asesinados por el nombre de Cristo, particularmente en Asia”.

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El Papa Francisco nos invita a rezar por los cristianos perseguidos. En todo el mundo, pero principalmente en Asia y en concreto Oriente Medio la situación de los cristianos pasa por momentos muy críticos, lamentablemente, cada día aparecen noticias  de cristianos/as que no pueden manifestar libremente su fe.

Necesitan apoyo y fuerza que sostenga su fe. Esa fuerza que da el Espíritu  para sostenerse y seguir manteniendo la presencia de Dios en sus vidas y mostrar que el Señor no está ausente y es crucificado con ellos de nuevo.

También para este mes de marzo en el que la fecha del día 8 marca un referente en la reflexión y problemática de la mujer en la sociedad, la intención general del Apostolado de la Oración del Santo Padre para el mes es: “Para que en todo el mundo sea reconocida adecuadamente la contribución de la mujer al desarrollo de la sociedad”. 


Rostros jóvenes en la militancia de HOACEn la EG el Papa se expresaba de la siguiente manera.  “La Iglesia reconoce el indispensable aporte de la mujer en la sociedad, con una sensibilidad, una intuición y unas capacidades peculiares que suelen ser más propias de las mujeres que de los varones. Por ejemplo, la especial atención femenina hacia los otros, que se expresa de un modo particular, aunque no exclusivo, en la maternidad. Reconozco con gusto cómo muchas mujeres comparten responsabilidades pastorales junto con los sacerdotes, contribuyen al acompañamiento de personas, de familias o de grupos y brindan nuevos aportes a la reflexión teológica. Pero todavía es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia” (EG.103).

No son pocas las voces dentro y fuera de la Iglesia que afirman que el tema de la mujer en la Iglesia es un tema pendiente y más aún decepcionante el que no se haya abordado ya con más ímpetu y decisión. Que una parte de la sociedad y de la Iglesia, que tanto y de tanta calidad está aportando a ella no tenga un papel más determinante es sencillamente preocupante y poco misericordiosa.


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