Gracias, Señor, por suscitar la vocación
de servicio
y animación de comunidades creyentes,por levantar delegados de tu Palabra,líderes y catequistas de tu pueblo,hombres y mujeres que viven el gusto
espiritual de ser puebloen el pueblo de Dios,apasionados por el Evangelio de tu
misericordia.
Gracias por estos hombres y mujeres
que hacen posible que emerjan comunidades
urbanas y rurales en medio
de situaciones ásperas y duras:
medioambientales, políticas, sociales,
pero que hacen que el Evangelio vibre y
resplandezca
con más intensidad .
Gracias por esta auténtica vocación
que surge en medio de la precariedad
y la pobreza pero por ese mismo motivo
se levanta con la hermosura profética
y la sabiduría que vincula a las
generaciones
con tu misericordia.
Gracias por los catequistas nativos
Que anuncian con alegría el Evangelio.
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