La iglesia es ministerial, especialmente en países que llamamos “de misión”. Son los diversos ministerios, especialmente laicales, los que llevan adelante esta tarea de anuncio y de presencia de la Buena Nueva.
En
ello juegan un papel fundamental los catequistas en África, responsables o
líderes de comunidades, delegados de la palabra en américa Latina, Asia u
Oceanía. Son ellos varones, o mujeres, quienes hacen presentes cada día, la
cercanía de Dios y su Misericordia a sus hermanos, quienes proclaman esa buena
nueva, quienes acompañan a la comunidad, quienes son los primeros en estar atentos a las necesidades de sus comunidades, quienes celebran la fe y son auténticos
testigos de un “nuevo modo de vivir”.
Son ellos y ellas los trabajadores y trabajadoras del Evangelio que hacen realidad que en sus barrios o aldeas, y en las aldeas cercanas, resuene el anuncio de Jesús con todas las consecuencias para una vida digna, más humana, de las personas y de las comunidades.
Unos catequistas que necesitan nuestro apoyo, nuestra
solidaridad, nuestra estima, nuestra consideración. La EA (Ecclesia in Asia) 91, afirmaba que los
catequistas no sólo se benefician de una perfecta preparación inicial, sino que
continúen también recibiendo una formación doctrinal y un apoyo moral y
espiritual”.
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